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¿Hay Esperanza para Colombia?

  • Autor Mario Pinzón
  • 20 diciembre, 2023
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Fue año loco el 2023. A nivel mundial, estamos siendo testigos de un cambio de polos. A nivel regional, grandes cambios ocurren cada pocos meses. Y en Colombia, la incertidumbre es casi palpable. Después de quince meses del nuevo gobierno progresista, se dicen muchas cosas sobre el futuro del país. Los medios de comunicación y los poderes tradicionales están difundiendo grandes campañas sobre el absoluto fracaso de la nueva gestión de Colombia. En primer lugar, podemos decir que no deberíamos sacar conclusiones catastróficas, solo estamos al 25% del mandato de Petro. Queremos hacer las preguntas pertinentes: ¿Ha fallado el gobierno de Gustavo Petro? ¿Ha habido cambios reales? ¿Hay alguna esperanza detrás de todo el pesimismo promovido por la oposición colombiana? Este artículo tiene como objetivo diseccionar estas preguntas en la antigua fórmula de ‘Lo Bueno, Lo Malo y Lo Feo’, ofreciendo una visión completa del panorama actual colombiano.

Vientos de Cambio

Los colombianos votaron por un cambio, no por un mero deseo, sino porque ha sido evidente desde hace un tiempo que Colombia necesitaba un cambio en varios campos. Entonces, ¿hay un cambio? Sí, al menos podemos ver señales de un gran cambio. Aunque todavía es demasiado pronto para considerar que el país ha cambiado. Según Petro, el cambio llevará al menos 12 años. Pero hay múltiples señales del comienzo de ese cambio.

Esfuerzos por la Paz

Durante más de dos décadas, desde el auge de la ideología de extrema derecha conocida como ‘uribismo’ en Colombia, el país ha sido gobernado bajo un paradigma que tolera diversas formas de violencia. Una postura firme contra las guerrillas de izquierda, alimentada por el largo conflicto, sirvió como plataforma perfecta para que este partido político, liderado por un solo hombre, Álvaro Uribe, gobernara el país, prometiendo una guerra frontal contra grupos ilegales. Después de 20 años, el resultado de esas políticas y gobiernos dejó un país con un conflicto aún más grande y complicado, donde, entre otros fenómenos, los vínculos entre esa facción social de extrema derecha con grupos narcos y paramilitares han sido ampliamente documentados.

Tener un gobierno que ha cambiado radicalmente el discurso, desde prisiones y policía hasta un gobierno que busca la paz a través de la educación y la reducción de las brechas sociales, es un cambio importante. Aunque las promesas de “Paz Total” parecen inalcanzables en un país como Colombia, la retórica y la imagen que este gobierno está tratando de proyectar sobre sus ciudadanos pueden ser la primera piedra para un cambio cultural en una sociedad que ha sufrido y normalizado la violencia desde tiempos inmemoriales.

La ambiciosa idea del presidente Petro de “Paz Total” marca un cambio de paradigma en el enfoque de Colombia para resolver sus conflictos de larga data. Esta iniciativa implica entablar un diálogo con todas las partes involucradas en el conflicto, señalando un compromiso de resolver los problemas mediante medios pacíficos en lugar de la fuerza. Aunque aún no se han materializado completamente los resultados de estos esfuerzos, el enfoque ha obtenido un importante apoyo internacional. Reconoce la complejidad y los desafíos de lograr la paz en un contexto con actores e intereses diversos, pero sigue firme en su búsqueda de una solución pacífica a los conflictos de Colombia.

La Reforma Agraria

Para cualquiera en los países ricos, puede parecer anticuado hablar de una reforma agraria en el siglo XXI, pero en Colombia no lo es. La mayoría fuera de Colombia puede pensar que la principal razón de la guerra colombiana gira en torno a la cocaína y otras economías ilícitas, pero la verdadera razón detrás del conflicto colombiano es la propiedad de la tierra. Otros gobiernos habían intentado impulsar una reforma agraria en la historia de Colombia, pero la idea fue prácticamente abandonada durante varias décadas. Según la Revista Semana, un asombroso 81% de la tierra colombiana es propiedad de solo el 1% de las fincas más grandes. El 19% restante de la tierra se distribuye entre el 99% de las fincas. El 0,1% de las fincas que superan las 2000 hectáreas ocupan el 60% de la tierra.”

Esta fue una promesa de campaña del presidente Petro, y se han dado pasos serios hacia ella. Hasta la fecha, el estado ha comprado más de 42,000 hectáreas, de una meta de 1.5 millones de hectáreas proyectada por el gobierno para los cuatro años completos en el cargo. Y después de solo 15 meses, el gobierno de Petro, según AgroNegocios.co, “Las hectáreas restauradas a través de decisiones judiciales, no se sumaron hasta su entrega física, sumaron 24,555, mientras que las hectáreas entregadas físicamente corresponden a 8,986”. Claramente, está lejos de la meta final, pero también es un comienzo prometedor.

En este caso, debe mencionarse una institución en particular, el SAE o la Agencia de Bienes Especiales, que gestiona y utiliza los bienes confiscados a las mafias, que hasta el último gobierno estaba utilizando esta agencia como centro para pagar favores y poner estos activos al servicio de los amigos cercanos del gobierno.

Restablecimiento de Relaciones con Venezuela

En el punto más alto del comercio entre Colombia y Venezuela, alcanzó los 24.45 mil millones de dólares, con un claro superávit para Colombia, gracias a las abundantes reservas de petróleo de Venezuela. Sin embargo, los gobiernos de derecha bajo el régimen uribista rompieron relaciones con Venezuela, basándose puramente en razones ideológicas, reduciendo el flujo de comercio a una cifra minúscula de 330 millones de dólares, y llevando toda la zona fronteriza a un conflicto donde prosperaban grupos ilegales.

Más allá de cualquier ideología, cortar relaciones con tu principal socio comercial y un país culturalmente idéntico debería ser considerado por cualquier amateur geopolítico como un gran error. Entre sus acciones iniciales en el cargo, el presidente Petro ordenó el restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela. También ha liderado una campaña internacional destinada a reducir o eliminar los bloqueos en curso contra Venezuela, especialmente durante sus reuniones con el presidente Biden.

Hoy no podemos decir que todo se deba a la mediación de Petro, pero Estados Unidos ha acordado suavizar las sanciones contra Venezuela, lo que nos permite vislumbrar una recuperación de la economía venezolana que solo puede beneficiar a la economía colombiana. Todavía estamos lejos de los 24 mil millones de dólares, pero todo lo que puede suceder son ganancias para ambos países. Hasta ahora, Venezuela ha anunciado acuerdos con varias compañías petroleras, incluida Ecopetrol de Colombia.

Reducción del Desempleo Urbano

En octubre de 2023, Colombia experimentó una notable disminución del desempleo urbano, que alcanzó el 9.2%, frente al 9.7% en el mismo mes del año anterior. Esta disminución se produjo a pesar de la contracción económica del país. La tasa de desempleo urbano, que es un indicador clave para el mercado colombiano, se mide en las 13 principales ciudades y áreas metropolitanas, donde vive la mayoría de los 50 millones de habitantes del país. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística reportó esta reducción en un momento en que la economía colombiana se contrajo un 0.3% en el tercer trimestre de 2023 en comparación con el mismo período de 2022. El presidente Gustavo Petro celebró esta reducción del desempleo. Las cifras del mercado laboral también muestran un aumento en la tasa de empleo, que pasó del 57.7% en octubre de 2022 al 58.1% un año después. Sin embargo, la informalidad laboral, una de las más altas de la región, se situó en el 55.2%, significativamente más alta en las zonas rurales (82.6%).

Control de la Inflación

En noviembre de 2023, la tasa de inflación de Colombia disminuyó al 10.15%, una caída de 2.38 puntos porcentuales en comparación con el mismo mes de 2022, cuando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) había aumentado un 12.53%. Esto marca una disminución gradual que comenzó en abril, después de alcanzar un pico en marzo del 13.34%, el más alto desde 1999. El aumento más significativo de precios en los últimos 12 meses fue en el sector del transporte, con un aumento del 16.54%, impulsado en gran parte por un aumento del 47.19% en los precios de los combustibles. En contraste, la categoría de información y comunicación tuvo un cambio del 0.36%. Regionalmente, Santa Marta y Barranquilla experimentaron las tasas de inflación más altas durante el último año, con un 11.56% y un 11.43%, respectivamente, mientras que Villavicencio e Ibagué tuvieron las más bajas, con un 8.01% y un 8.93%.

Fortalecimiento del Peso Colombiano (COP)

El peso colombiano (COP) ha emergido como una de las monedas de mercados emergentes de mejor desempeño en 2023, encaminándose a registrar su mejor desempeño desde 2017. El COP ha apreciado un 23.02% frente al dólar según los datos más recientes, superando al peso mexicano, que es la segunda moneda más fuerte con un aumento del 13.11% este año. Otras monedas destacadas incluyen el zloty polaco y el real brasileño. Este aumento en el valor del COP se atribuye a las expectativas de cambios en la política de la Reserva Federal.

Records de Recaudación de Impuestos

En 2022, la agencia de recaudación de impuestos de Colombia, DIAN, superó su objetivo de recaudación de impuestos, logrando una recaudación de 228.6 billones de pesos colombianos, un aumento del 31.5% en comparación con 2021. Este rendimiento representa un 106% de cumplimiento del objetivo establecido para el año, que inicialmente se fijó en 215.75%. El principal contribuyente de estos ingresos fiscales fue el impuesto sobre la renta, que representó el 34.6% del total recaudado. Le siguieron los impuestos aduaneros con una contribución del 21.3%, superando los ingresos por impuestos a las ventas (IVA), que contribuyeron con el 19.8%. Los ingresos por impuestos relacionados con la actividad económica totalizaron 179.89 billones de pesos, lo que indica un crecimiento del 28.5%. Además, los impuestos relacionados con el comercio exterior ascendieron a 48.71 billones de pesos, un aumento del 43.9% respecto a 2021. Solo en diciembre de 2022, la recaudación bruta ascendió a 15.17 billones de pesos, un aumento del 11.7% en comparación con el mismo mes de 2021.

La Educación como Motor del Cambio

La educación ha sido una piedra angular del gobierno de Petro. Infobae informa que el presidente Petro firmó un decreto para la gratuidad de la matrícula en universidades públicas, marcando un paso significativo hacia la educación superior accesible. Diario Jurídico destaca el compromiso de Colombia con la educación pública gratuita y universal desde la educación preescolar. Se espera que estas iniciativas tengan un impacto profundo en el panorama educativo del país, abriendo puertas para muchos que antes estaban excluidos debido a barreras financieras.

Se están planeando más políticas educativas, como indica el sitio web del Ministerio de Educación. El gobierno se enfoca en una ley estatutaria de educación que tiene como objetivo regular el sector y cerrar brechas, garantizando una educación de calidad para las futuras generaciones. Esta ley representa un enfoque estratégico para la educación, reconociendo su papel en la formación del futuro del país.

Además, ‘Colombia Programa’, lanzado por el presidente Gustavo Petro en colaboración con el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) y el British Council, es una estrategia educativa innovadora destinada a mejorar las habilidades de programación y pensamiento computacional en toda Colombia. Con el objetivo de impactar a 896,000 estudiantes y 11,200 profesores para 2026, esta iniciativa se enfoca en la integración de la tecnología moderna en la educación, con especial atención a la juventud rural y urbana, con énfasis en la inclusión de género. El programa, que comenzará en 2024, incluye el desarrollo de guías pedagógicas, el establecimiento de nodos de pensamiento computacional y la provisión de herramientas digitales necesarias, posicionando a Colombia a la vanguardia de la educación y el desarrollo de habilidades digitales.

Reestructuración de las Fuerzas Armadas

En un movimiento significativo para democratizar el acceso a la educación militar, Colombia ha implementado una política de matrícula gratuita para la educación militar y policial a partir de noviembre de 2023. Esta iniciativa, promulgada mediante el Decreto 1907 del presidente Gustavo Petro, tiene como objetivo brindar oportunidades a los jóvenes colombianos de bajos ingresos para seguir una formación profesional en las fuerzas armadas y la policía. El decreto se alinea con el objetivo más amplio de la Ley de Inversión Social, centrada en la educación financiada por el estado para los económicamente desfavorecidos. La política cubre toda la duración de los programas de pregrado en escuelas de formación militar y policial, asegurando que los estudiantes puedan completar su educación sin carga financiera. Esta reforma es un esfuerzo estratégico para abordar los problemas de larga data dentro de las instituciones militares y policiales y promover la movilidad social dentro de estas fuerzas.

Fortalecimiento de la Búsqueda de la Verdad

La administración del presidente Gustavo Petro ha puesto un fuerte énfasis en la búsqueda de la verdad como piedra angular de la paz y la reconciliación en Colombia. Su participación en la Presentación del Informe Final de la Comisión de la Verdad en junio de 2022 resalta este compromiso. Petro enfatizó el uso de las recomendaciones de la Comisión como herramientas para la reconciliación nacional y la paz, en lugar de instrumentos de venganza. Hizo hincapié en la importancia de romper los ciclos de violencia y venganza que han plagado la historia de Colombia. El enfoque del informe no se centra en la retribución, sino en comprender y abordar las causas profundas del conflicto, fomentando una cultura de diálogo y reconciliación. Se espera que este enfoque sea un elemento clave en la reforma de la justicia planificada para 2024, que tiene como objetivo fortalecer el marco legal que respalda el proceso de paz y abordar el legado del conflicto en Colombia.

Diplomacia Verde

La defensa del presidente Petro por una acción climática urgente en varias etapas, incluida la reciente COP28 en Dubái, ha posicionado a Colombia como un actor clave en la diplomacia ambiental global. Su discurso destacó la responsabilidad de las personas ricas y poderosas en el contexto del aumento de las emisiones de CO2 y la necesidad de una transición global lejos de los combustibles fósiles. La postura de Petro en la cumbre refleja un cambio significativo en la postura diplomática de Colombia, alejándose de las alineaciones tradicionales y hacia un papel de liderazgo en la lucha contra el cambio climático. Su participación en la COP28 y su inclusión en la lista de TIME Magazine de las 100 personas más influyentes de 2023 subrayan su creciente influencia internacional y el compromiso de Colombia con la acción climática.

Capitalismo Verde

La participación de Colombia en el capitalismo verde, en particular su reciente adhesión a una alianza internacional que aboga por un tratado para poner fin al uso de combustibles fósiles, representa un enfoque de vanguardia para el cuidado del medio ambiente y el desarrollo económico. Sin embargo, este camino no está exento de desafíos y complejidades.

Si bien el cambio hacia una economía descarbonizada ofrece a Colombia oportunidades potenciales en tecnología verde y prácticas sostenibles, también presenta desafíos significativos. La actual dependencia económica de Colombia de los combustibles fósiles significa que la transición a una economía verde requerirá una reestructuración integral de sectores clave. Esta transición podría conllevar interrupciones económicas y pérdidas de empleo a corto plazo, lo que hace necesario un enfoque cuidadoso y estratégico para gestionar los impactos sociales y económicos.

Además, la implementación exitosa del capitalismo verde en Colombia depende de la disponibilidad de recursos financieros y tecnológicos. Desarrollar o adquirir tecnologías verdes y construir la infraestructura necesaria para una economía sostenible requerirá una inversión sustancial. Colombia debe navegar estos desafíos financieros mientras fomenta la innovación y el avance tecnológico.

El equilibrio entre el crecimiento económico y la protección del medio ambiente es otro aspecto crítico. Mientras Colombia explora caminos como el ecoturismo y la agricultura sostenible, debe asegurarse de que estos sectores crezcan en armonía con la preservación de su rica biodiversidad. Este equilibrio es crucial para mantener la integridad ecológica en la que se basa la economía verde.

El papel de Colombia en la economía verde mundial también está influenciado por las dinámicas y políticas del mercado internacional. La velocidad de la descarbonización global y los acuerdos comerciales internacionales afectarán significativamente la capacidad del país para aprovechar las oportunidades económicas verdes.

En conclusión, si bien el compromiso de Colombia con el capitalismo verde presenta un camino prometedor para el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental, es un camino marcado por desafíos considerables. Un enfoque equilibrado y bien planificado que tenga en cuenta los aspectos económicos, sociales y ambientales de esta transición es esencial para que Colombia pueda realizar todo el potencial de sus ambiciones de economía verde.

Reindustrialización y Ferrocarriles

El gobierno del presidente Gustavo Petro se embarca en un ambicioso proyecto para redefinir el panorama económico y productivo de Colombia. La Política Nacional de Reindustrialización, planificada para 2024-2034, tiene como objetivo cambiar la economía desde la dependencia de actividades extractivas hacia un enfoque en conocimiento, productividad, sostenibilidad e inclusión. Esta política busca cerrar brechas de productividad, diversificar las exportaciones, fortalecer los vínculos productivos y mejorar la integración económica con diversas regiones globales. Las áreas clave de enfoque incluyen una transición energética justa, fortalecer la agroindustria para la soberanía alimentaria, innovar en el sector de la salud y utilizar la industria de la defensa para el bienestar social. Este plan de reindustrialización abre oportunidades de negocios en energías renovables, producción de alimentos sostenibles, biomedicina y tecnologías de seguridad. También enfatiza la educación, la formación técnica y el desarrollo de las TIC, elementos cruciales para la economía del conocimiento. El plan incluye un plan de acción y un esquema de financiamiento que combina fondos públicos y privados, y enfatiza la importancia de la coordinación entre diferentes sectores y niveles gubernamentales.

Dentro de este plan de reindustrialización, el gobierno del presidente Petro está estudiando un plan ambicioso para construir ferrocarriles en toda Colombia, incluido un tren que conecte la costa del Pacífico con la costa del Caribe. Este proyecto tiene como objetivo mejorar la conectividad del país y su desarrollo económico, ofreciendo un impulso significativo a varios sectores, incluyendo el turismo, el comercio y la industria. El plan refleja la visión de Petro de modernizar la infraestructura de Colombia y mejorar sus capacidades logísticas, que son cruciales para el crecimiento del país y su integración en la economía global. La implementación de una red ferroviaria tan extensa marcaría un avance significativo en la infraestructura de transporte de Colombia, potencialmente transformando la forma en que los bienes, las mercancías y las personas se desplazan por el país.

Reactivación del Turismo

El sector turístico de Colombia está experimentando un notable resurgimiento, con proyecciones que indican un aumento significativo en la llegada de turistas y en los ingresos. El país espera cerrar el año con alrededor de 5.7 millones de turistas, lo que representa un crecimiento del 23% en comparación con el año 2022. Este repunte es especialmente destacado ya que supera los niveles previos a la pandemia, señalando una recuperación sólida y un retorno a las trayectorias de crecimiento que habían establecido récords antes de la crisis de salud global.

Entre enero y septiembre de 2023, Colombia recibió a 4.198 millones de visitantes no residentes, un aumento del 29.3% en comparación con el mismo período en 2022. Este aumento en el turismo no es solo una recuperación de los niveles bajos durante la pandemia, sino un signo de crecimiento y recuperación sostenidos. El desempeño del sector es aún más impresionante teniendo en cuenta los desafíos globales en la recuperación del turismo posterior a la pandemia. Colombia se destaca como uno de los pocos países de América Latina que supera el número de visitantes previos a la pandemia.

En cuanto a los ingresos, el sector turístico generó $6.573 mil millones de dólares de enero a septiembre de 2023, un aumento del 24% en comparación con el año anterior. El gasto promedio de los visitantes no residentes fue de $1.545 dólares. Este crecimiento en los ingresos del turismo es significativo, superando el aumento general en las ganancias de divisas extranjeras del sector de servicios, que aumentó en un 13%. El sector turístico representa ahora el 59% de los ingresos en divisas extranjeras relacionados con servicios en el país. Estas cifras subrayan el papel vital del sector en el panorama económico de Colombia y su potencial como impulsor del crecimiento futuro.

Los Problemas

Si bien el gobierno de Petro ha traído una ola de optimismo y cambio, no está exento de sus desafíos. Gobernando por primera vez, la izquierda en Colombia se ha enfrentado a varios obstáculos, algunos de los cuales se pueden atribuir a la inexperiencia y cierta torpeza.

Violencia Fuera de Control

A pesar de los esfuerzos por estabilizar el país, Colombia continúa lidiando con niveles significativos de violencia. El presidente Gustavo Petro ha reconocido que su gobierno no ha logrado reducir el número de masacres en 2023, un recordatorio crudo de los desafíos que enfrenta su administración. Esta admisión se produce en el contexto de un acuerdo de paz con las FARC, alcanzado durante la presidencia de Juan Manuel Santos, que inicialmente había llevado a una disminución de estos incidentes violentos. Sin embargo, la situación empeoró después de la desactivación de los procesos de paz bajo el gobierno de derecha anterior de Iván Duque, lo que llevó a un aumento en las masacres y las muertes.

Petro destacó que el estado actual de la violencia en Colombia sigue siendo igual que cuando lo dejó la administración Duque. Durante un fin de semana reciente, se registraron tres masacres, que resultaron en once muertes en Antioquia y Valle del Cauca. El Clan del Golfo, un grupo criminal notorio, ha sido implicado en estos incidentes, especialmente en el municipio de Santa Fe en Antioquia, donde la violencia se atribuye a conflictos por el control de la minería ilegal de oro. El compromiso de Petro de “retomar el camino de la paz” busca revertir esta tendencia, pero la persistencia de esta violencia subraya los desafíos arraigados en la plena realización de la paz y la seguridad en Colombia.

Las Exportaciones Están Disminuyendo

El sector de exportaciones de Colombia ha enfrentado una disminución significativa, principalmente debido a la crisis global relacionada con guerras y el cambio climático. Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) y la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), las ventas externas del país en junio fueron de USD 3.986 mil millones, una disminución del 27.5% en comparación con el mismo período en 2022. Esta disminución se atribuyó principalmente a una caída en las exportaciones de combustibles y productos mineros, seguida de productos agrícolas, alimentos y bebidas, y el sector manufacturero. En la primera mitad del año, las ventas externas alcanzaron los USD 24.553 mil millones, lo que representa una disminución del 13.6% en comparación con el año anterior. Factores como el calentamiento global y la guerra entre Ucrania y Rusia han aumentado los costos de producción, especialmente en la agricultura, uno de los principales sectores de exportación de Colombia. La situación se complica aún más con la disminución de las exportaciones de hidrocarburos y sus derivados, así como productos como el carbón y la coque.

Crisis en el Sector de la Construcción

El sector de la construcción en Colombia está experimentando una de sus crisis más complejas en años recientes. En medio de una desaceleración económica global y cambios en la política pública, el sector enfrenta una tormenta perfecta. Los datos del sistema de información de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) muestran una contracción del 50% en las ventas de viviendas entre enero y agosto, en comparación con el año anterior. Esta caída refleja la creciente dificultad para que los colombianos compren viviendas. Los factores que contribuyen a esta crisis incluyen el aumento de las tasas de interés, especialmente para préstamos hipotecarios, y los cambios en las políticas de viviendas de interés social (VIS) bajo el gobierno de Petro. El cambio en la asignación de subsidios por parte del Ministerio de Vivienda y la reducción en el número de subsidios planeados para los próximos años añaden a los desafíos del sector. A pesar de un plan de reactivación valorado en 2.5 billones de pesos, la industria de la construcción espera medidas más sustanciales para navegar en estos tiempos turbulentos.

La Corrupción Todavía Presente en las Instituciones Colombianas

La corrupción sigue siendo un problema sistémico en Colombia, afectando diversos sectores y profundizando la desigualdad y la pobreza. El país obtuvo 39 de 100 en el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) de 2022, reflejando problemas estructurales persistentes. A pesar de las promesas de campaña del presidente Petro de abordar la corrupción, el desafío es abrumador. Casos de alto perfil como Odebrecht, Reficar, AIS y escándalos dentro de la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General resaltan la profundidad de la corrupción en el país. Abordar la corrupción es fundamental para resolver otros problemas importantes como la pobreza, la criminalidad y las economías ilegales. Sin embargo, el gobierno se enfrenta a un dilema: perseguir a políticos corruptos podría poner en peligro el apoyo a las reformas en el Congreso. Transparency International señala que la puntuación del CPI del país no ha cambiado con respecto al año anterior, pero su clasificación global ha disminuido debido a mejoras en otros países.

Falta de Cohesión Legislativa

La administración Petro enfrenta importantes desafíos en cuanto a la cohesión legislativa, principalmente debido a la naturaleza fragmentada de su coalición, el Pacto Histórico por Colombia. Esta coalición, una amalgama diversa de fuerzas progresistas, no es un partido político formal, lo que lleva a una inestabilidad inherente y falta de dirección unificada. Las recientes elecciones regionales han expuesto aún más estas fisuras, con malos resultados que han generado un debate sobre el futuro y la sostenibilidad de la coalición. La propuesta del presidente Petro de transformar el Pacto Histórico en un solo partido político tiene como objetivo consolidar la presencia de la izquierda en el Congreso, pero enfrenta resistencia de los partidos más pequeños dentro de la coalición, que temen perder sus identidades distintivas.

Añadiendo a estos desafíos está la fragmentación dentro de socios clave de la coalición como los partidos Liberal y Verde, donde algunos miembros han mostrado afinidad hacia la extrema derecha. Esta división interna complica los esfuerzos del gobierno para mantener una base de apoyo sólida en el Congreso, crucial para impulsar su agenda progresista. La situación se ve aún más tensa debido a las leyes electorales de Colombia, que requieren que los partidos políticos crucen un umbral para mantener su estatus legal. La lucha del Pacto Histórico por alcanzar este umbral en las elecciones recientes plantea preocupaciones sobre el estatus legal de sus partidos constituyentes, subrayando la necesidad urgente de un enfoque más cohesivo y unificado para la gobernabilidad.

Una Nueva Burocracia

En un intento por abordar los problemas burocráticos existentes, el enfoque del gobierno de Petro para crear nuevas estructuras burocráticas ha sido objeto de críticas. La Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex) ha expresado preocupaciones sobre el nuevo régimen sancionatorio, que podría imponer sanciones severas a las empresas y complicar el comercio exterior. Los cambios propuestos, que incluyen declaraciones anticipadas obligatorias y globales, carecen de la infraestructura necesaria y podrían dar lugar a sanciones dobles por la misma infracción. Analdex sugiere continuar con el piloto de operaciones anticipadas y priorizar ajustes en los servicios de tecnología de la información para evitar repetir errores pasados.

En resumen, aunque la agenda progresista del gobierno de Petro marca un nuevo capítulo para Colombia, enfrenta desafíos significativos. Desde la disminución de las exportaciones y una crisis en el sector de la construcción hasta la corrupción arraigada y obstáculos legislativos, la administración debe sortear estos problemas.

Poca Ejecución

La administración de Petro, a pesar de su ambiciosa agenda, enfrenta desafíos significativos en la ejecución presupuestaria, un aspecto crucial de la gobernanza. La novedad de este gobierno progresista y el cambio masivo en el liderazgo han contribuido a un ritmo más lento en la implementación de asignaciones presupuestarias. Hasta mediados de 2023, solo se había definido el 32.5% del presupuesto de inversión para gastos, y se había utilizado solo el 47.4% del presupuesto total. Esta tasa de ejecución lenta se atribuye a obstáculos burocráticos típicos en el primer año de una nueva administración, afectando a diversos sectores, incluyendo deportes, agricultura, medio ambiente, trabajo y transporte.

El presidente Petro, reconociendo la urgencia de la situación, emitió un ultimátum a sus ministros, exigiendo un mejor desempeño en la ejecución presupuestaria en un mes. El lento ritmo de utilización del presupuesto no solo dificulta la entrega de servicios públicos y proyectos de infraestructura, sino que también corre el riesgo de reducir las asignaciones presupuestarias futuras para sectores con bajo rendimiento. Las dificultades de la administración se ven agravadas por la necesidad de equilibrar un gasto eficiente con la evitación de desembolsos apresurados o descontrolados, que pueden dar lugar a malas prácticas y ineficiencias. Esta situación refleja las complejidades de la transición a un nuevo gobierno, especialmente uno con una agenda transformadora, y destaca la necesidad de una gestión y ejecución efectiva de los recursos públicos para cumplir las promesas hechas al pueblo colombiano.

Las Amenazas

Como el primer gobierno de izquierda en la historia de Colombia, la administración de Petro enfrenta una gran cantidad de desafíos y, incluso, algunos enemigos poderosos, no menos importantes que las numerosas y complejas amenazas que han surgido en el panorama socio-político del país. Estas amenazas van desde el conflicto interno persistente y ahora mutado hasta nuevas formas de violencia e inestabilidad.

Un Conflicto Eterno Más Complicado

Siete años después de que el acuerdo de paz colombiano con las guerrillas de las FARC fuera estrechamente rechazado por el público, el conflicto en Colombia ha evolucionado hacia un panorama más complejo y fragmentado. El gobierno de derecha que le siguió, elegido con la plataforma de desmantelar el acuerdo de paz, trabajó activamente en ese sentido, lo que llevó a un resurgimiento y mutación de la violencia. Hoy en día, los remanentes de las FARC, ahora solo uno de los muchos actores en esta larga guerra, han contribuido a un nuevo rostro del conflicto caracterizado por la proliferación de grupos armados y un cambio en sus operaciones y objetivos.

La era posterior al acuerdo de paz ha visto el surgimiento de varios grupos, incluyendo el ELN (Ejército de Liberación Nacional), el Clan del Golfo (un grupo narcoparamilitar) y disidentes de las FARC. Estos grupos han diversificado sus actividades, centrándose menos en la guerra ideológica y más en negocios ilícitos como el tráfico de drogas, la minería ilegal y la extorsión. La fragmentación de estos grupos ha hecho que sea difícil identificar a los perpetradores de la violencia, con masacres que se han vuelto frecuentes y alarmantes. Regiones como Arauca, Nariño, Cauca y Catatumbo se han convertido en puntos calientes de esta violencia, a menudo vinculada al control sobre las economías ilegales.

Esta dinámica en evolución del conflicto en Colombia, caracterizada por un cambio de motivaciones ideológicas a incentivos principalmente económicos, presenta un formidable desafío para el gobierno actual. Este desafío se intensifica aún más con la presencia física de cárteles de drogas internacionales, especialmente de México, que han establecido una presencia significativa en el país.

Cárteles Mexicanos

Los cárteles mexicanos, en particular el Cártel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, han extendido su influencia en Colombia, convirtiéndose en actores clave en el mercado de drogas. Estos cárteles han pasado de ser simples intermediarios en la década de 1990 a controlar todo el proceso de producción y distribución de drogas en Colombia. Son conocidos como los “invisibles”, operando detrás de escena, financiando la fabricación de drogas y supervisando los envíos desde el territorio colombiano. Este cambio en la dinámica ha llevado a una reversión de poder entre traficantes de drogas colombianos y mexicanos, siendo estos últimos los que ahora supervisan las partes más rentables del negocio de narcóticos.

La participación de los cárteles mexicanos en Colombia va más allá del simple tráfico de drogas; estratégicamente han establecido el control sobre puertos clave como Santa Marta, Barranquilla y Cartagena. Esta expansión ha sido facilitada en gran medida mediante la formación de alianzas con entidades locales poderosas, incluyendo familias influyentes como la Familia Char. Estas alianzas han permitido que los cárteles se integren profundamente en el tejido socioeconómico de Colombia, aprovechando tanto las ventajas logísticas de estos puertos como la influencia política y económica de sus socios locales.

La Oposición

La familia Char, es solo un ejemplo, una familia prominente e influyente en Colombia, especialmente en la región caribeña, ha sido implicada en facilitar la expansión del Cártel de Sinaloa en Colombia. La periodista mexicana María Idalia Gómez, en su medio de comunicación Eje Central, descubrió que el Cártel de Sinaloa había consolidado el control sobre varios puertos en Colombia, incluyendo Cartagena, Barranquilla y Santa Marta, con la presunta participación de la familia Char en esta operación. Miembros de la familia Char, incluyendo a Alejandro Char, ex candidato presidencial y actual alcalde de Barranquilla, y Arturo Char, ex presidente del Senado actualmente enjuiciado por delitos electorales y corrupción electoral, han sido vinculados a estas actividades.

La participación de la familia Char en esta operación resalta las conexiones arraigadas entre las élites políticas y empresariales locales con organizaciones locales e internacionales de tráfico de drogas. Esta relación plantea una amenaza significativa para la estabilidad política y social de Colombia, ya que entrelaza actividades criminales con empeños empresariales y políticos legítimos. La influencia de la familia se extiende a varios sectores, incluyendo supermercados, clubes deportivos y servicios financieros, lo que suscita preocupaciones sobre el alcance de su participación en actividades ilegales.

El caso de la familia Char y sus supuestas conexiones con el Cártel de Sinaloa ejemplifica los lazos complejos y a menudo ocultos entre las élites locales y las redes internacionales de tráfico de drogas. Subraya los desafíos que enfrenta el gobierno colombiano para combatir el tráfico de drogas y la corrupción, ya que estos problemas están profundamente arraigados en diversos aspectos de la sociedad. Las investigaciones en curso sobre las actividades de la familia Char y sus vínculos con los cárteles son cruciales para desentrañar estas redes complejas y abordar los problemas subyacentes que alimentan el tráfico de drogas y la corrupción en Colombia.

Además de la familia Char, el panorama político más amplio en Colombia, en particular la influencia del Uribismo, la doctrina hegemónica de extrema derecha de Colombia, agrega otro nivel de complejidad a la situación. El Uribismo, asociado con el ex presidente Álvaro Uribe, ha estado marcado por numerosas controversias, incluyendo acusaciones de violaciones de derechos humanos y conexiones con grupos paramilitares. A pesar de estas graves acusaciones, Uribe y el Uribismo han logrado mantener una presencia significativa en la política colombiana, a menudo escapando de un escrutinio internacional generalizado. Curiosamente, fuera de Colombia, parece haber una falta de conciencia sobre Álvaro Uribe y el Uribismo, a pesar de las violaciones de derechos humanos cometidas bajo sus políticas. Esta falta de reconocimiento internacional de la historia oscura del Uribismo y su impacto en el tejido político y social de Colombia destaca la necesidad de una mayor conciencia y comprensión de las complejidades de la política colombiana y los desafíos que enfrenta el gobierno actual para abordar estos problemas arraigados.

Monopolios de Medios de Comunicación

En Colombia, el panorama mediático está en gran medida bajo la influencia de facciones conservadoras, impulsadas más por intereses creados que por compromisos ideológicos. Esta hegemonía mediática, que actualmente está en oposición al gobierno del presidente Petro, antes estaba en estrecha alianza con gobiernos de extrema derecha respaldados por fuerzas narco-paramilitares. Estos medios de comunicación, que ahora presentan una crisis bajo una administración de izquierda pacífica, antes hacían la vista gorda ante las violaciones de derechos humanos perpetradas durante la era de regímenes de extrema derecha. La concentración de la propiedad de los medios de comunicación en Colombia ha fomentado un sesgo conservador, dando lugar a narrativas impregnadas de pesimismo, a menudo basadas en rumores, noticias falsas y campañas de difamación, un rasgo distintivo del control de los medios de comunicación de extrema derecha en todo el mundo.

Durante más de dos décadas, este entorno mediático ha sido un telón de fondo constante de la democracia colombiana. En tiempos recientes, ha habido una escalada notable en la violencia simbólica contra el gobierno de Gustavo Petro. Los manifestantes de extrema derecha han recurrido a quemar efigies de Petro, emitir amenazas a congresistas y lanzar insultos a otros funcionarios. Amplificadas por las redes sociales, estas acciones reflejan una creciente intolerancia y polarización en la sociedad colombiana, en gran medida alimentada por la desinformación y las noticias falsas, que provienen principalmente de medios de comunicación de extrema derecha y campañas.

En este entorno volátil, el presidente Petro, junto con figuras globales como Noam Chomsky y Jeremy Corbyn, ha expresado preocupaciones sobre la posibilidad de un “golpe suave”. Estas aprensiones resaltan los intentos deliberados de facciones conservadoras de desestabilizar el gobierno mediante la manipulación de los medios de comunicación y la agresión simbólica. La amenaza inminente de un golpe suave, como lo han expresado Petro y otros, subraya el frágil estado del panorama político de Colombia, donde la lucha por la influencia se extiende más allá de la política electoral hacia los polémicos ámbitos de los medios de comunicación y la percepción pública.

Escándalos de Petro

El gobierno del presidente Petro, aunque busca un cambio transformador, no ha estado exento de escándalos políticos. Entre estos, destaca el caso que involucra a su hijo, Nicolás Petro. Nicolás ha reconocido haber recibido dinero de fuentes cuestionables, lo que ha suscitado preocupaciones sobre posibles irregularidades. El presidente Petro, manteniendo una postura de no intervención, ha pedido públicamente al fiscal general que investigue el asunto. Este caso ha sido aprovechado especialmente por la oposición, que lo ha utilizado para construir una narrativa de posibles procesos judiciales injustos contra Petro.

Sin embargo, investigaciones del medio de comunicación mexicano Eje Central sugieren un escenario más profundo y complejo. Indican que Nicolás Petro podría haber sido utilizado sin saberlo en un plan más grande que involucra al Cártel de Sinaloa y la familia Char. Según informes de inteligencia, la familia Char, conocida por su influencia política en Colombia, había contactado con estructuras criminales en La Guajira para conspirar contra el presidente Petro, con el objetivo de evitar que asumiera el poder o derrocarlo. Esta revelación apunta a un complot más amplio para desestabilizar a Colombia, con la posible participación de organizaciones criminales mexicanas.

En cualquier caso, estos escándalos ya han impactado la imagen del presidente Petro, especialmente manchando su reputación como figura anticorrupción. Las acusaciones de prácticas corruptas dentro de su campaña política han arrojado una sombra sobre su administración, desafiando la integridad y credibilidad que ha buscado mantener. Esta situación resalta el delicado equilibrio que Petro debe mantener al navegar por las aguas complejas y a menudo turbias de la política colombiana.

El Peso de su Propia Ambición

En la gran narrativa de la transformación de Colombia bajo el liderazgo del presidente Gustavo Petro, yace una ambición profunda pero desafiante: remodelar radicalmente la trayectoria de una nación, similar a las notables transformaciones económicas vistas en Corea del Sur y otras economías asiáticas. La visión de Petro no se trata solo de crecimiento económico; es una transformación integral que abarca la justicia social, la sostenibilidad ambiental y un alejamiento de los modelos tradicionales de desarrollo. Sin embargo, esta ambición conlleva el peso de inmensos desafíos y la posibilidad de expectativas no cumplidas.

Uno de los pilares centrales del ambicioso plan de Petro es la transformación energética de Colombia, un cambio hacia la descarbonización y las energías renovables. Este cambio es crítico no solo para Colombia, sino también como parte de la respuesta global al cambio climático. Sin embargo, el éxito de este esfuerzo depende de factores más allá de las fronteras de Colombia. El compromiso de la comunidad internacional con la acción climática, especialmente desde el norte global, sigue siendo incierto. Existe un riesgo muy real de que las potencias del mundo puedan decidir que tal transformación energética no es viable o retrasar la acción hasta que sea demasiado tarde. La respuesta del mundo a los llamados del sur y las advertencias de los científicos sobre el cambio climático influirá significativamente en la capacidad de Colombia para materializar sus ambiciones verdes.

Además, la aspiración de Petro de replicar las historias de éxito económico de los países asiáticos es una tarea monumental. Los caminos hacia el progreso de estas naciones fueron trazados en circunstancias históricas, culturales y geopolíticas específicas, que pueden no ser replicables en el contexto de Colombia. Los desafíos de reunir un apoyo suficiente, tanto a nivel nacional como internacional, y ejecutar eficazmente políticas transformadoras son inmensos. Colombia enfrenta problemas estructurales, incluyendo la desigualdad arraigada, la corrupción y el conflicto en curso, que podrían obstaculizar estos planes ambiciosos.

En este contexto, la visión de Petro, aunque inspiradora y visionaria, podría enfrentar las crudas realidades de las limitaciones políticas, económicas y ambientales. La ambición de transformar a Colombia en un modelo de desarrollo progresivo y sostenible es noble, pero está llena de la posibilidad de contratiempos y desilusiones. El camino hacia un cambio transformador de este tipo es probable que sea complejo y arduo, requiriendo no solo un liderazgo visionario, sino también estrategias pragmáticas y adaptativas para navegar por los numerosos desafíos que se avecinan.

Conclusión

Dirigir a Colombia bajo el liderazgo del presidente Petro es similar a guiar a una organización compleja y multifacética a través de una fase transformadora. Es un esfuerzo donde los principios humanitarios se encuentran con las realidades ásperas de las dinámicas políticas y económicas tradicionales en Colombia. Petro, en este escenario, es menos un disruptor político y más un líder visionario que intenta orquestar una revisión integral de las políticas socioeconómicas y ambientales de la nación.

Seamos claros: transformar un país es un esfuerzo intrincado y prolongado, más parecido a una maratón con desvíos inesperados que a una carrera recta. El viaje de Colombia está cargado de desafíos heredados como la corrupción, la violencia arraigada y profundas divisiones socioeconómicas. Estos se ven agravados por las incertidumbres económicas globales y las cambiantes dinámicas internacionales, lo que hace la tarea aún más desafiante.

El enfoque de Petro, que combina la conciencia social con una gobernanza pragmática, es ambicioso y loable. Sin embargo, la ambición por sí sola no es una panacea. El éxito de su administración dependerá de su capacidad para implementar soluciones sostenibles y pragmáticas que resuenen tanto con la población local como con la comunidad global.

Desde la perspectiva de un consultor, Colombia bajo el liderazgo de Petro podría considerarse un “proyecto de alto potencial” con un visionario al mando. Tiene un equipo dedicado y una agenda transformadora que podría redefinir la trayectoria de la nación. Pero, como cualquier asesor experimentado advertiría, el potencial no siempre se traduce en éxito. Requiere una ejecución cuidadosa, resiliencia y quizás un toque de fortuna.

Entonces, ¿hay esperanza para Colombia? Ciertamente. Hay espacio para el optimismo, pero está templado con una comprensión realista de que el camino hacia un cambio significativo a menudo está lleno de desafíos y requiere una adaptación continua. El viaje de Colombia con Petro al mando realmente podría tomar dos caminos. Por un lado, podría terminar mostrando al mundo cómo equilibrar grandes reformas con una gobernanza inteligente y práctica, especialmente en la creación de una economía centrada en la sostenibilidad y la reducción de las emisiones de carbono. Por otro lado, existe la posibilidad de fracaso, lo que podría abrir la puerta para que los tradicionales poderosos de derecha corruptos de Colombia recuperen el control, potencialmente revirtiendo el rumbo marcado por la administración de Petro.

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